En este artículo me voy a referir a la vergüenza patológica, es decir no a aquellas situaciones en las que en algún momento todos hemos sentido que nos ruborizábamos, que nuestra cara enrojecía y se elevaba la temperatura sin que pudiéramos impedirlo o aquellas otras en las que simplemente sentíamos que estábamos haciendo el ridículo.
La vergüenza patológica implica mucho más
No es una mera sensación o una reacción física de nuestro organismo.
La vergüenza patológica implica tener una actitud ante la vida, una actitud que se podría resumir de la siguiente manera: Yo no soy, ni siquiera estoy.
Este No estar, este NO SER , implica no sentirse reconocido.
Con esto no me refiero a que los demás no los tengan en cuenta o no los valoren, me refiero a que es la propia persona la que no se reconoce.
No se reconoce en su físico, la persona vive, se relaciona, se comunica , sin identificarse con una imagen física, es decir es algo así cómo andar por la vida sin cuerpo.
A estas personas les resulta muy difícil definir cómo es su aspecto, ya que aunque parezca increíble, en su día a día el cuerpo es algo ajeno, algo que llevan puesto pero que ni siquiera saben muy bien cómo es.
Bien porque lo que sienten con respecto a él no les gusta, bien porque se han quedado anclados en una imagen estática y, la mayoría de las veces distorsionada sobre él, que les da una falsa sensación de identidad física.
Cuando una persona no está presente ni siquiera físicamente, es muy difícil que lo pueda estar en las demás áreas de su vida: familiar, social, laboral…
Si a veces consigue estarlo, su desarrollo y sobre todo su satisfacción para con dichas áreas nunca será completa, siempre le acompañará la sensación de que hay una parte que falta.
Entonces, esta sensación o mejor dicho la intención de acabar con esta sensación, que suele conllevar sentimientos de : inquietud constante, confusión, tristeza, sentimientos de inutilidad, fracaso, agotamiento, irritabilidad…se convierte en el objetivo por el cuál y para el cuál erróneamente dedican gran parte de su energía diaria.
Es muy importante que estas personas sean diagnosticadas y evaluadas correctamente, los problemas de : Timidez, dificultades para relacionarse, falta de habilidades sociales, ansiedad o depresión que la mayoría de ellas presentan, son sólo la punta del iceberg de lo que realmente está originando el problema.
Una vez identificado éste y siendo el paciente convenientemente informado, se establecerá un programa de intervención cuyo objetivo principal es hacerle consciente de cuáles son las causas así cómo las actitudes y pautas de comportamiento que estaban manteniendo el problema, para desde allí con la ayuda de recursos y diferentes herramientas psicológicas el paciente recupere su sitio , presencia y lugar en el mundo, que es en definitiva de lo que se trataba.